jueves, 17 de abril de 2014

Celestina por los siglos, de los siglos













Celestina por los siglos, de los siglos

La lectura de La Celestina nos transporta justo en la frontera de dos grandes edades, fines de la Edad Media y principios de la modernidad, es por ello que los elementos presentes en la obra de Fernando de Rojas, condensan problemáticas tan propias de ambas épocas. Por un lado el amor vivido al estilo medieval, con las características cortesanas que nos dejan, entrever a través Melibea y con los rasgos caballerescos que expresa Calisto al idealizar a su amada, pero lo que más enriquece la obra son los matices presentes en ella, la evolución que los personajes van sobrellevando. Cómo Melibea, en lo que transcurre la obra, va abandonando su postura sobria antes las demostraciones de amor de Calisto y las interferencias de Celestina, de esta manera se comporta de acuerdo a lo que siente.

Más allá del romanticismo que envuelve la creación de Rojas, más allá de la tragicomedia camuflada en los elementos morales, valóricos y costumbristas de la época, La Celestina nos permite observar un conflicto social, en el cual claramente identificamos la clase dominante y la clase dominada. Calisto y Melibea son dos jóvenes de alto linaje, es decir, son parte de los más privilegiados y Sempronio, Pármeno, Elicia, Lucrecia, Areúsa, Tristán y Sosia corresponden a los menos favorecidos. ¿Cuál es el puente entre ellos? Celestina, quien es juzgada en aquel entonces como alcahueta, codiciosa, inescrupulosa y hechicera, pues bien ella es el puente entre estas dos clases.

La modernidad se acerca a pasos agigantados y con ello sus consecuencias, las características de mercado los oficios y el trabajo individual. En el olvido va quedando el sistema de trabajo para con la comunidad, cada quien comienza a sobrevivir por sus propios  medios. Celestina, a propósito de todas estas implicancias del mercado, trabaja en su propio oficio el de la alcahuetería; el que consiste  en propiciar encuentros amorosos a cambio de una paga por esta ayuda. La sociedad veía de muy mala manera  esta actividad, ya que según la iglesia, la alcahuetería se relacionaba con la magia negra.

Según muchas interpretaciones, es Celestina la antagonista de la historia por aprovecharse del sufrimiento de Calisto, no obstante, visto desde la otra vereda, Celestina, practica un oficio como cualquier otro o incluso más importante, porque es ella quien genera uniones y vínculos a través de la alcahuetería, es decir, no promueve con sus acciones  el individualismo, sino una construcción de comunidad ¿Qué sería de aquellos dos amantes? Sin este puente, sin esta tejedora de lazos amorosos. Finalmente es Celestina, el eje integrado de la trama, porque alrededor de ella suscitan todos los acontecimientos.

Celestina vivía de su trabajo con el cual sustentaba sus necesidades, necesidades que los de alto linaje por supuesto no sufrían, así lo enuncia ella: “Celestina- ¿El primero, hijo? Pocas vírgenes has visto en esta ciudad que hayan abierto tienda y no haya sido yo la corredora de su primer hilado .En naciendo la muchacha la hago inscribir en mi registro. ¿Qué pensaba? ¿Habíame de mantener del viento? ¿De que como y bebo?¿De qué visto y calzo?”

Celestina, desde el punto de vista social, representa la mejor evolución de las relaciones Señor y Criado y porque no decirlo plantea, la revolución de los criados. Celestina, al ser la maestra en el oficio del cual todos despreciaban, pero que a la vez necesitaban, terminó siendo la real víctima de la historia muriendo en manos de la misma revolución que ella promovió. El entramado de vínculos sobrepasó a nuestra alcahueta, que solo vivía de su herramienta la cual la vida y los tropiezos le ensañaron a manejar a la perfección. Sus hijos (Pármeno y Sempronio) como ella los llamaba, terminaron con su vida, estos murieron descabezados en la plaza púbica. Murieron peleando por lo que la naturaleza no les heredó, las riquezas. Riquezas que el pobre anhela y los Señores desperdician. Los dominantes murieron sintiendo y lamentando no haber aprovechando lo suficientemente el amor. Qué será de los amantes, que será de los criados. El puente cayó ya nada unirá jamás los lazos de amor, ni de codicia, ni de lujuria ¿Quién seguirá creando comunidad? Si la vieja alcahueta ha muerto.

La Celestina es una de las más grandes obras de la literatura española moderna, algunos la posicionan después de Don Quijote De la Mancha, lo cierto es que  ambos no encajaban con la sociedad en la que les toco desarrollarse. Don Quijote quiere rescatar los valores medievales, pero choca con su realidad al enfrentarse a diario con personas que lo tachan de loco por querer hacer el bien tal cual y al pie de la letra que los caballeros medievales. Nuestro querido hidalgo al igual que Celestina, le hace frente a su realidad ante toda adversidad. Celestina de distinta manera enfrenta a los prejuicios de su entorno, porque debe comer, porque debe vestirse, no obstante carga también con los “normales” de su realidad social.

Esta majestuosa comedia humanista fue escrita en el 1499 y  hoy, en pleno siglo XXI, año 2014, nos sigue dando enseñanzas, esto porque es una verdadera obra de arte. Sus temáticas como amor, injusticia social, valores, muerte y traición siguen  vigentes, tal cual en la realidad social de Celestina, la vieja hechicera y alcahueta que tan bien sabía mantenerse de su oficio, era prostituta, luego dirigió un prostíbulo. Qué cosa más perdurable que esta ¿Cuántas Celestinas existen hoy en día?   ¿Cuántas jóvenes mujeres se siguen encontrando con el camino de la prostitución?

La realidad actual no dista mucho de lo que proyecta La Celestina, muchas jóvenes se ven obligadas a recorrer este camino, al ser parte de una sociedad excluyente y desigual. La prostitución es la opción más rápida para salir “adelante”. Generalmente toda su vida se dedican a esta actividad, las más experimentadas capturan a las muchachas más vulnerables para guiarlas y así perdura este círculo, por los siglos, de los siglos.

Hay quienes apuntan a que la prostitución sea un trabajo legal, pero esta problemática esconde las historias de quienes no tuvieron oportunidades reales para crecer. Esto ocurrió y seguirá ocurriendo mientras los dominantes sigan siendo los mismos, es decir, quienes tienen los recursos económicos, llámense señores feudales, nobles o empresarios. Estos lamentablemente,son quienes manejan la única herramienta que los menos favorecidos, tenemos para crecer y  desarrollarnos de manera íntegra, esta herramienta es la educación. Educación que es manejada a su antojo, que responde únicamente los fines de crear individuos útiles, para la sociedad de mercado en la que nos desenvolvemos, porque supuestamente no se puede tener una sociedad llena de profesionales. Claro tenemos que tener panaderos, agricultores, obreros, mueblistas y quien sabe hasta trabajadoras sexuales, pero debemos tener la opción de elegir siendo absolutamente consientes del camino que escogimos vivir. El panadero debería recibir la misma base educativa que el doctor o el abogado, con la diferencia que el escogió ser panadero porque es lo que le gusta, no porque tuvo que dedicarse a trabajar de panadero porque debía llevar un plato de comida a su casa. El mismo caso de Celestina quien se dedico a la prostitución por necesidad, no porque precisamente le gustase su trabajo. Finalmente nunca recibió las herramienta educativas para elegir de manera absolutamente consiente su camino.

Sugiero que al estar delante del análisis de una obra con la magnitud de La Celestina, la lectura se lleve con sumo cuidado, pues es muy fácil dejarse llevar por los conceptos valóricos que esta contiene. La gran mayoría de los juicios de valor que se encuentran explícitamente en la obra, no son muy distintos a los que hoy nos rigen y nuestra misión es encontrar aquellas cosas que no  siempre son dichas, para enriquecer nuestra experiencia lectora, entendiendo y conectando de esta manera que las problemáticas entre las Edades de la Historia Universal, pues son mucho más potentes de lo que podemos imaginarnos. De esta manera volvernos lectores más críticos, abandonando la lectura opaca y sin sentido, para así centrarnos en las cosas que a lo largo del tiempo no han cambiado tratando de encontrar explicaciones, que se traducen en verdaderos aprendizajes en el presente.  

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