Yerma
Federico García Lorca, edición de Mario Hernández. Madrid, 1981.
Esta obra teatral del género dramático escrita por García Lorca está centrada especialmente en mostrar el rol de la mujer de España en el siglo xx. Estructuralmente compuesta por tres actos y seis cuadros, en los cuales se puede leer un drama casi de novela, donde el personaje principal, Yerma, vive bajo una tristeza enorme por no ver realizado el sueño de su vida: ser madre. Sueño que se ve estancado por una evidente esterilidad; la intensidad del sufrimiento que vive Yerma la hace pensar que se está secando por dentro, prácticamente que su vida no tiene sentido. Es una mujer entregada completamente a su hogar y a servir a su esposo en una completa sumisión. Por otra parte Juan su marido, un hombre trabajador pero muy aprehensivo con su mujer, vive sin más preocupaciones que llevar el sustento a su hogar y dar todo lo que su esposa necesita, aunque no existe una real preocupación con respecto a tener un hijo y así cumplir el deseo real de su mujer, lo que hace que ella busque ayuda por otro lado, pero al ver que para las mujeres que ella conoce no les es difícil ser madres, se angustia cada vez más.
La obra muestra un cambio drástico en el último cuadro, donde el personaje principal, Yerma, pasa por un desarrollo psicológico que provoca un vuelco en la obra, cambiando el curso de esta, dejando ver un final inesperado.
Se puede apreciar una obra que nos deja con una variedad de preguntas y nos mantiene en una constante incertidumbre, el sufrimiento de una mujer, por no tener lo que a simple vista le daría la vida, eso que la hace sentir que en realidad no cumple su papel de mujer y que en su aparente sumisión parece ocultar toda su rabia, la cual la llevó a hacer algo completamente contrario a su forma de ser. Es una obra creada para pensar y permite formar una serie de cuestionamientos en base al papel que cumple la mujer y el hombre dentro de la sociedad en el siglo xx principalmente en España. Donde la mujer parece estar condenada a las labores domésticas y a la crianza de los hijos, mientras que el hombre es quién trabaja la tierra para mantener el hogar.
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